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Cuando el verano aprieta, lo último que queremos es un contratiempo en la carretera. Pero muchas veces nos olvidamos de un elemento clave que sufre silenciosamente durante los meses más calurosos del año: los neumáticos. El calor extremo, el asfalto abrasador y los trayectos largos pueden poner a prueba su resistencia como en ninguna otra época. Y es que no hablamos solo de desgaste, hablamos de seguridad, confort y eficiencia.
Si quieres evitar sustos y alargar la vida útil de tus ruedas, toma nota de estos cinco consejos que te damos desde Grupo Serrano Automoción. Son sencillos, prácticos y pueden marcar la diferencia entre un verano tranquilo o una llamada inesperada a la grúa.
Quizá no lo sepas, pero el aire que hay dentro de un neumático se comporta igual que cualquier gas: se expande con el calor. Esto quiere decir que, en verano, la presión puede aumentar por encima del nivel recomendado, provocando un desgaste irregular, menor superficie de contacto con el asfalto y un peor comportamiento del coche, especialmente en frenadas.
Pero también puede pasar lo contrario: que el neumático pierda presión gradualmente debido a la dilatación y posterior enfriamiento. Por eso, revisar la presión con más frecuencia en verano no es opcional, es necesario.
Nuestro consejo es claro: mide la presión al menos una vez al mes, y siempre con los neumáticos fríos, antes de haber recorrido más de un par de kilómetros. Usa un manómetro fiable y ajusta los valores según las indicaciones del fabricante (puedes encontrarlas en el marco de la puerta o en la tapa del depósito).
Una presión incorrecta no solo desgasta antes las ruedas: también afecta al consumo de combustible y puede provocar una pérdida de control en situaciones de emergencia.
El calor no perdona. En pleno mes de agosto, el asfalto puede alcanzar temperaturas superiores a los 60 grados, sobre todo en tramos de autovía sin sombra. En esas condiciones, un neumático desgastado se convierte en un riesgo.
Legalmente, el dibujo debe tener al menos 1,6 milímetros de profundidad, pero lo ideal es que no baje nunca de los 2 o 3 milímetros, especialmente en verano. ¿Por qué? Porque un neumático desgastado pierde capacidad de evacuación, agarra menos y, ante un imprevisto, tarda más en frenar.
Haz una inspección visual frecuente: busca signos de desgaste irregular, grietas en los flancos o zonas más lisas. Si tienes dudas, acude a tu taller oficial de confianza. Recuerda que las ruedas son el único contacto de tu coche con el suelo. Merece la pena cuidarlas.
En verano solemos hacer más kilómetros de lo habitual: viajes largos, escapadas, trayectos con el coche muy cargado… Y eso significa que los neumáticos están sometidos a más tensión, más peso y más temperatura.
En esos días de calor intenso, el caucho se ablanda ligeramente, y eso los hace más sensibles a los golpes. Un pequeño impacto contra un bordillo o un bache profundo puede provocar una deformación interna o incluso un reventón, especialmente si el neumático ya estaba algo desgastado.
Por eso, además de revisar el estado de las ruedas, es importante conducir con suavidad y prestar atención al entorno. Evita maniobras bruscas, no subas bordillos de golpe y reduce la velocidad en zonas mal asfaltadas. Son pequeños gestos que alargan la vida de tus neumáticos y evitan sustos.
¿Has notado que el volante vibra al circular? ¿Tu coche se desvía hacia un lado si sueltas ligeramente el volante? Entonces es probable que necesites revisar el equilibrado o la alineación de las ruedas.
En verano, esto cobra aún más importancia. El calor, unido a la carga adicional del coche (maletas, ocupantes, aire acondicionado a tope…), puede hacer que cualquier pequeño desajuste se note más y acelere el desgaste de las cubiertas.
Un coche mal alineado no solo desgasta antes los neumáticos. También puede provocar mayor consumo de combustible, inestabilidad en curvas y pérdida de confort. Antes de salir de viaje, una revisión rápida en el taller puede evitarte muchos problemas.
Puede parecer un consejo menor, pero no lo es. Estacionar a pleno sol, día tras día, acelera el envejecimiento de los neumáticos. El caucho pierde elasticidad, aparecen microgrietas y el calor acumulado puede dañar la estructura interna.
Aparcar a la sombra, aunque sea solo unas horas al día, ayuda a conservar el estado del neumático. Y si tienes que dejar el coche parado varios días seguidos, lo ideal es moverlo ligeramente cada dos o tres días para que el peso no recaiga siempre sobre la misma zona del neumático.
Además, protegerás otros elementos como la pintura, el salpicadero o la tapicería. En verano, cualquier espacio con sombra es un aliado.
Es la gran olvidada. La llevamos ahí, bajo el maletero, y muchas veces ni nos acordamos de ella. Pero si pinchas en plena ola de calor, agradecerás que esté en buen estado y con la presión correcta.
Revísala de vez en cuando. Comprueba que no esté agrietada, que tenga suficiente dibujo y, sobre todo, que esté inflada según las recomendaciones del fabricante. Una rueda de repuesto desinflada no te sacará de ningún apuro.
El verano es sinónimo de carretera, de vacaciones, de trayectos más largos… pero también de asfalto caliente, coches cargados y condiciones más exigentes. Cuidar los neumáticos en esta época no es solo una cuestión de mantenimiento: es una forma de conducir con seguridad, ahorrar combustible y evitar averías innecesarias.
Si necesitas revisar tus neumáticos, cambiarlos o más información, te esperamos en Grupo Serrano Automoción, en nuestros servicios oficiales Audi, Cupra, Seat, Skoda y Volkswagen. Somos líderes y referentes en el sur de la provincia de Alicante.
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